Si, los tiempos han cambiado. Ha
cambiado la forma de conocer a las personas, las forma de mostrarse ante los
demás, la forma en definitiva de moverse en este mundo.
En los muchos años que llevo de
profesión he conocido el boca a boca y me he chocado la mano con otras personas
en multitud de ocasiones. Hoy las cosas funcionan de otra manera, imperan las
redes sociales y hay que reciclarse. Así, una persona como yo, ya entrado en
años, acostumbrado a hacer croquis en las paredes, se plantea hacerse un blog y
por eso estoy aquí, plasmando mis ideas frente al ordenador.
Eso sí, nunca me faltó el ánimo y
he sido siempre un hombre “echado para adelante” así es que ¡¡¡¡¡¡quién dijo
miedo!!!!!!
Arquitecto Técnico de profesión
con “muchas horas de vuelo”, he estado prácticamente en todos los lados de la
mesa. Nunca olvidaré mi primera carrera para llevar al Colegio de Aparejadores,
ese certificado con el que podías colegiarte antes de tener el propio título,
porque tenía una primera vivienda unifamiliar esperando para firmar gracias a
la inestimable ayuda inicial e incondicional de un Arquitecto y amigo llamado
Antonio García Díaz y a Elías y sus hijos, promotores y constructores de aquel
pueblo de Toledo que, dejándose aconsejar por Antonio, accedieron a darme
aquella obra.
Pegaba por las noches carteles en
los locales comerciales ofreciendo proyectos de acondicionamiento y puedo decir
que en mis primeros dos años de profesión me fue muy bien.
Como soy inquieto, me picó la
curiosidad por hacer obras mayores y así me presenté a una entrevista por un
anuncio que salió, ya no recuerdo si fue en El
País u otro periódico de similar tirada, con otros más de treinta
compañeros. Tengo que reconocer que de allí salí con el trabajo no por mi
valía, que aún estaba por demostrar, sino porque era joven, con muchas ganas y
porque accedí a firmar con la condición de ir todos los días como si fuese un
Jefe de Obra (puesto merecedor del mayor de mis cariños por lo que os diré más
adelante). Hoy doy las gracias también a aquellos dos hermanos Ignacio y Pedro
(Dosher), que me dieron aquella magnífica oportunidad y aunque me hicieran
trabajar como un auténtico borrico, pusieron en mis manos el aprendizaje que
necesitaba.
Tuve la oportunidad de
rehabilitar 27 fachadas en la c/ Mayor de Madrid, desde la Puerta del Sol hasta
el Mercado de San Miguel, con una Dirección Facultativa de Lujo, Alfredo
Rodríguez como Aparejador y Pepa y Adela Cassinello Plaza como Arquitectas.
Todavía recuerdo que mi encargado, Mariano, decía que estábamos en
rehabilitación, que me olvidase de las “líneas rectas”.
Si alguien que me conozca, como
el Propio Alfredo, repara en que me dejo algo en el tintero, diré que es
conscientemente, porque también hay trabajos que es mejor olvidar (aquellos
piratas de Velilla de San Antonio), aunque todos forman parte de “mi
experiencia”.
Y llegué a JOTSA, Constructora “con
letras mayúsculas”, donde trabajé con el mejor compañero que he tenido nunca y
dudo tener otro igual, mi querido Ángel Herreros, persona de inigualable
profesionalidad y de mi más absoluta confianza. Recuerdo muy gratamente aquel
primer día que fui a la obra y me preguntó: ¿Qué es eso?, yo le contesté mi
ordenador portátil y él me dijo, mañana puedes dejarlo en casa que aquí tienes uno.
Empresa que recuerdo con agrado
no sólo por obras como la de la c/ Francisco Suarez 21, sino por personas
altamente cualificadas como Fermín Ochoa, Cándido Moreno y Miguel Hernández, que
me acogieron como uno más y César Medina, compañero y amigo. A todos los tengo
un profundo cariño. La verdad es que era una fábrica de profesionales,
aprendías trabajando y encima con muy buen humor.
Lástima que Fermín quisiera
mandarme a Mallorca a hacer un hotel, porque las circunstancias de mi vida me
empujaron a salir de aquella gran empresa y enrolarme en otro barco más
familiar pero también potente llamado Enypesa. Jotsa por su parte duró sólo
unos años más, por lo que no me arrepentí de haberme ido.
Enypesa pertenecía a dos hermanos
(Enrique y Pedro) y también era buena empresa, pero duré lo justo para
terminarle el primer bloque de 18 viviendas cuando Pedro me llevó consigo, a
pesar de ser allí el último mono, a Fundar PYCOPSA.
PYCOPSA fue otra empresa que marcó
mi vida. Nacimos de la nada, haciendo un chalecito en Pedrezuela y en dos años
era gran empresa. Pedro delegaba absolutamente todo en mí y jamás tuve traba
ninguna en el trabajo. Promovimos y construimos viviendas a la medida de los
consumidores pero siempre de la mejor calidad, incluidas aquellas magnificas
villas en Marbella. Jamás nos retrasamos y los clientes quedaban satisfechos.
Por casualidades de la vida, el
Edificio Velázquez en Alcobendas, quizás la mejor obra que hicimos, fue la
culpable de que le pidiera a Pedro la cuenta y no por problemas en la propia
obra sino más bien de otra índole que no vienen a cuento.
Incluso mis propios amigos me preguntaron
cómo había cometido ese error, pero lo cierto es que se abrió ante mí todo un
mundo de posibilidades. El Ayuntamiento de Alcobendas con el que había
negociado tanto tiempo empezó a contar conmigo, el Arquitecto que colaboraba
con Pycopsa no me quiso dejar escapar, y entre unas cosas y otras me vi
trabajando por mi cuenta a pleno rendimiento.
En 2005, poco después de
marcharme de Pycopsa, me llamaron del Colegio de Aparejadores para saber si
quería colaborar como perito de Musaat y como no, accedí. Al principio tengo
que reconocer que aquel nuevo horizonte sirvió para estresarme todavía más, porque
ya de por si tenía varias obras en marcha y tenía que cerrar informes en fines
de semana y madrugadas, pero ser perito me hacía feliz, porque eran temas
relacionados con la responsabilidad civil de Aparejadores como yo y confieso
que además de ser trabajo, me guiaban la ilusión y la vocación.
Entre medias, porque como ya he
dicho compatibilizaba ambas labores, tuve la oportunidad de hacer varias obras
para el Ayuntamiento de Alcobendas de las que me siento orgulloso porque tenían
una componente “servicio social” importante, ya que se abría un amplio proceso
de participación ciudadana. Puedo destacar la obra de Maestro Vives que
consistía en hacer completamente accesible la plaza y creedme que no estuvo
exenta de complejidad o el Parque Victimas del Terrorismo, con desniveles
importantes, en el que no sólo se hicieron zonas de recreo para los niños, sino
también para los más mayores, además de hacerle completamente accesible para
una persona en silla de ruedas.
Siempre me atrajo la
rehabilitación, quizás algo más libre de las presiones de entrega y porque los
trabajos requieren de entretenimiento y buen gusto. Mi período de
rehabilitaciones tuvo su culmen con la restauración de elementos pétreos de
fachadas del Palacio de la Bolsa de Madrid. Acompañando en la Dirección a Adela
Cassinello Plaza y con una constructora de lujo como Fernández Molina Obras y
Servicios, que siempre recomendaré sin temor a equivocarme para este tipo de
trabajos.
Allá por enero de 2011, Musaat me
ofrece Coordinar su red de peritos y yo me lo tomé como un reconocimiento a mi
dedicación y al trabajo bien hecho, accediendo al puesto.
Trabajar para Musaat me ha
proporcionado la visión de la Compañía Aseguradora, la experiencia en el sector
del seguro, la oportunidad de analizar miles de casos de Responsabilidad Civil
y de Seguro Decenal de Daños y como no, intervenir en las publicaciones que
hace la Fundación Musaat ha sido para mí una grata experiencia.
Hoy vuelvo a establecerme como
Freelance, con la firme convicción de que toda esta experiencia que he
acumulado hace que me encuentre en el mejor momento profesional de mi vida y
con ganas aún de emprender nuevos proyectos.
Hoy me apunto al cambio!!!!!