Se
efectúa tanto en el plano horizontal, situando todos los elementos del
edificio, como en el plano vertical, especificando las alturas que deben
respetarse.
Así,
el replanteo en el plano horizontal comenzará por el perímetro del edificio,
pero hablamos de aquel perímetro de mayor ocupación en planta. Es habitual que
las plantas bajo rasante tengan mayor ocupación en planta que las plantas sobre
rasante.
Mi
experiencia me dicta que el replanteo en el plano vertical se inicia por los
puntos donde el edificio se vincula con la vía pública, esto es, accesos
rodados y peatonales puesto que son estos accesos los puntos donde el edificio
ha de coincidir forzosamente con la vía pública.
En
la oficina técnica se elegirán unos buenos ejes de replanteo para el plano
horizontal y cuando digo buenos, es porque hay que saber elegirlos. Serán por
regla general aquellos que no varíen en altura, como huecos de ascensores,
cajas de escalera, juntas de dilatación, etc… En vertical, nuestra referencia
será siempre el nivel de metro con respecto a solado terminado.
Desde
la cota +- 0,00 m, tomaremos los gruesos de la totalidad de los elementos
constructivos y las alturas libres de plantas hasta llegar a la cota que
denominaremos de excavación, aquella hasta la que hemos de llegar con el
vaciado.
Otras
cotas importantes suelen ser la cota superior del forjado de planta baja, la
altura a cornisa o a cumbrera, porque gran parte de las ordenanzas municipales limitan
precisamente estas cotas.
Por
la misma razón urbanística se habrá de tener especial cuidado con retranqueos a
vía pública o parcelas colindantes.
La
cimentación ha de replantearse cuidadosamente, puesto que un error aquí se
arrastraría al resto del edificio. Tanto es así que por unos escasos
centímetros podemos hacer inútil una plaza de garaje o provocar que nos
aparezca un pilar en medio de un pasillo.
Muchas
veces los proyectos no adaptan la estructura a la albañilería. Me explico, la
estructura ha de ser perimetralmente 5 cm menor que la albañilería,
precisamente para que esta última envuelva a la primera. Con la misma lógica,
los pilares han de retranquearse del borde de forjado 7 cm para que el ladrillo
pase por delante de ellos y a su vez por delante del forjado. De esta forma
garantizaremos un buen apoyo del cerramiento en cada planta (estas medidas
cierto es que pueden variar según el sistema constructivo). Estas decisiones de
“replanteo” han de ser consensuadas con el proyectista o director de obra.
De
la misma manera, habrá pilares que “guardarán eje” y otros, como los de los
patios de luces, que “guardarán cara”, dependiendo de donde se encuentren
situados.
Lo
más importante a la hora de replantear escaleras son los puntos donde se
encuentra con forjado superior e inferior, que serán donde el encofrador tendrá
que arrancar el tablero de la losa inclinada. Posteriormente cualquier
encofrador es capaz de peldañear una escalera, aunque mejor lo ven cuatro ojos
que dos, por lo que siempre es aconsejable comprobarlo.
Replantear
en fase de estructura los shunts o los manguetones de los inodoros, evita que
el día de mañana tengamos que realizar taladros a un elemento estructural con
las consecuencias que ello acarrea.
Los
niveles nos servirán para colocar todas las puertas y ventanas a la misma
altura o para situar con un adecuado criterio el portero automático, los
enchufes o los interruptores. Las cocinas han de replantearse también, porque
las instalaciones deben colocarse con la modulación de los muebles que las
vestirán después. En definitiva, ningún elemento constructivo debe dejarse al
azar.
Replantear
es un arte que no está al alcance de todos y requiere de conocimientos exhaustivos
del proceso constructivo que se replantea. Por ello suele ser una labor
desempeñada por oficiales especializados, por los propios encargados de obra,
por un Topógrafo o por un Arquitecto Técnico. También las unidades de obra más
industrializadas requieren del replanteo del propio industrial que las ejecuta.
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